México enfrenta una paradoja alarmante en materia de salud pública: mientras una parte de la población sufre desnutrición, otra enfrenta tasas epidémicas de sobrepeso y obesidad. Ambos extremos afectan el bienestar general, elevan los costos del sistema de salud y comprometen el futuro de generaciones enteras. Comprender estos fenómenos es crucial para diseñar estrategias efectivas de prevención y tratamiento.
La obesidad: un problema de salud pública
México ocupa los primeros lugares mundiales en prevalencia de obesidad tanto en adultos como en niños. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), más del 75% de los adultos presentan sobrepeso u obesidad, y cerca del 35% de los niños y adolescentes se encuentran en esta condición.
La obesidad no es solo un problema estético: es un factor de riesgo para enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer. El impacto económico es igualmente grave, debido al aumento en los gastos médicos y la disminución de la productividad laboral.
Factores que contribuyen a la obesidad:
Cambios en los patrones alimentarios, con un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, grasas y sodio.
Estilos de vida sedentarios, impulsados por la urbanización, el transporte motorizado y el entretenimiento digital.
Factores socioeconómicos, donde las poblaciones más vulnerables tienen acceso limitado a alimentos saludables y espacios para la actividad física.
La persistencia de la desnutrición
Aunque se ha reducido en las últimas décadas, la desnutrición aún persiste en sectores rurales e indígenas de México. Se manifiesta principalmente como desnutrición crónica (baja talla para la edad) y deficiencia de micronutrientes como hierro, zinc y vitamina A.
La desnutrición infantil afecta el desarrollo físico y cognitivo, y perpetúa ciclos de pobreza, debido a la disminución de las capacidades educativas y laborales en la edad adulta.
Factores que perpetúan la desnutrición:
Pobreza extrema y acceso limitado a alimentos nutritivos.
Baja escolaridad de los padres, especialmente de las madres.
Falta de servicios básicos como agua potable, saneamiento e infraestructura de salud.
La doble carga de la malnutrición
En muchas comunidades mexicanas, se observa la coexistencia de desnutrición y obesidad en un mismo hogar: por ejemplo, un niño con desnutrición crónica y una madre con obesidad. Este fenómeno, conocido como doble carga de la malnutrición, refleja una transición alimentaria desequilibrada, donde el acceso a calorías vacías reemplaza el acceso a nutrientes esenciales.
Retos y estrategias para enfrentar el problema
Abordar la obesidad y la desnutrición en México requiere un enfoque integral, multisectorial y sostenible. Algunos de los principales retos son:
Conclusión
La obesidad y la desnutrición representan dos caras del mismo problema: la malnutrición. México enfrenta el desafío de proteger a su población presente y futura a través de políticas públicas sólidas, inversión en educación, y estrategias de salud comunitarias que garanticen el acceso a alimentos nutritivos y estilos de vida saludables. Atender estos retos no sólo mejorará la calidad de vida a millones de mexicanos, sino también fortalecerá el desarrollo económico y social del país.
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.